Dieta Cetogenica Beneficios
BENEFICIOS DE LA DIETA CETOGÉNICA
Cuando usamos primordialmente hidratos de carbono como fuente de energía, nuestras células queman la glucosa que tienen dentro, ya que los carbohidratos no son mas que largas cadenas de diferentes tipos de azúcares.
El azúcar además es una fuente considerable de energía, pero en contraste con la producida por las grasas, la glucosa como fuente de energía se paga cara dado que en el desarrollo de combustión de la glucosa, o glucolisis, se generan varios de los llamados “radicales libres”, sustancias dañinas para nosotros que están detrás de patologías como el cáncer, la hinchazón crónica o el rápido declive de la edad.
Los cuerpos cetónicos y las grasas son más eficaces en el momento de metabolizarse en las células y generan varios menos “residuos”.
Control de la insulina
La insulina es una hormona que se produce en el páncreas y que tiene la capacidad de transportar la glucosa al interior de la célula y, de esa forma, regular sus escenarios en la sangre. En este planeta moderno en el que vivimos, en el que se come de forma continuada y se ingieren escenarios superiores de hidratos de carbono, el cuerpo se ve obligado a producir de forma recurrente esta hormona para ingresar la glucosa al interior de las células y bajar esos permanentes picos en sangre.
Cuando ingerimos enormes proporciones de azúcares, fruta, harinas u otros comestibles ricos en hidratos de carbono, el páncreas trabaja sin tregua en la producción de insulina. Cuando esos hidratos de carbono además son de prominente índice glucémico y causan elevaciones bruscas del azúcar en la sangre, los picos de glucosa fuerzan al páncreas a trabajar a pleno desempeño para crear suficientes proporciones de insulina, lo que puede llegar a agotarlo.
Por eso las dietas altas en hidratos de carbono, y fundamentalmente hidratos de carbono de prominente índice glucémico, se asocian con el avance de resistencia a la insulina y diabetes.
Si tienes ganas de saber como puedes bajar tu consumo de azúcar aquí te contamos todo lo que es necesario para ti entender.
Pérdida de grasa en el cuerpo
Una nutrición tipo cetogénica estabiliza las hormonas que regulan el apetito, prioriza los procesos metabólicos que aceleran la combustión de grasas y incrementa la sensación de saciedad.
Al bajar la grasa en el cuerpo, el porcentaje relativo de masa muscular en relación a nuestro peso incrementa. Esto no solo tiene consecuencias estéticas, desde luego nada desdeñables, sino además para nuestro bienestar, ya que hace más rápido el círculo virtuoso de una más grande sensibilidad a la insulina (que ya se inició por el hecho de limitar los picos de glucosa), optimización la capacidad de la mayor parte de los órganos, incrementa la movilidad osteoarticular y limita el compromiso de inconveniente articular debido al refuerzo asegurador que piensa la musculatura para el esqueleto.
Efecto rejuvenecimiento
De una forma general, una alta ingesta calórica nos envejece. Cuando ingerimos de una forma recurrente, como hacen la mayor parte de las sociedades occidentales, hidratos de carbono y comida procesada, se produce, como vimos previamente, esa montaña rusa de azúcar en la sangre seguida de una subida de insulina para compensarla con la subsiguiente bajada inmediata de glucosa que nos deja débiles y con hambre. En todo este desarrollo no solo ganaremos grasa, sino que además nos encontramos acelerando nuestro metabolismo, realizando que nuestras células generen más radicales libres y se dividan más de manera rápida de lo que harían con una ingesta más moderada de alimento.
En este ámbito de alta ingesta de alimento generalmente y hidratos de carbono en especial, el cuerpo es menos eficaz en el momento de recomponer y reciclar las células que ya están, y acaba optando por crear otras novedosas. Este mecanismo puede apresurar el desarrollo de envejecimiento porque a lo largo de la construcción de novedosas células se generan más residuos tóxicos y productos de desecho que cuando sencillamente se ocupa de recomponer las ya que ya están.
Con una dieta tipo cetogénica tendemos a comer menos, con un efecto dominó positivo en la longevidad, la minimización de los perjuicios metabólicos y el aspecto física.
Comer ceto acostumbra producir una reducción natural del apetito. Aunque en varias oportunidades y en relación de la persona y sus propósitos puede resultar un inconveniente, de manera general tiene un efecto muy positivo en la regulación de la ingesta calórica.
Optimización del sistme inmunitario
Un cuerpo ajustado a quemar grasa y cuerpos cetónicos incrementa la producción de enzimas antioxidantes, como la catalasa o el glutatión, que tienen un efecto fuerte y extenso en el organismo. Estos enzimas antioxidantes asisten a bajar la hinchazón y el estrés oxidativo generado por pésimos hábitos alimenticias, entrenamiento del cuerpo profundo o sencillamente los perjuicios mínimos producidos por el hecho de estar vivos, respirar y quemar calorías.
Así, la dieta cetogénica optimización nuestro sistme inmunitario de forma importante, retrasando el envejecimiento, achicando perjuicios neuronales y reduciendo la oportunidad de desarrollar patologías e infecciones. Además se nos va a ver más guapos. Estas enzimas tienen un efecto fundamentalmente fuerte en sostener nuestra piel joven y saludable, manteniendo su flexibilidad y protegiéndola del inconveniente provocado por el medioambiente, el sol y otros agentes.
Mejora cognitiva
Los cuerpos cetónicos cruzan con simplicidad la barrera que existe entre los diminutos vasos sanguíneos y el cerebro y son una muy eficaz fuente de energía para el sistema nervioso, mejorando la funcionalidad enzimática y la síntesis de neurotransmisores, que incrementan tu aptitud para conectar células neuronales. Por eso la cetosis y una dieta tipo cetogénica disminuyen la fatiga mental y incrementan la aptitud de concentración.
Además se ha comprobado que cuando tu cerebro usa cuerpos cetónicos como fuente de energía, sufre menos perjuicios en el extenso plazo: de alguna forma lo protegen de patologías degenerativas asociadas con el empeoramiento cognitivo, como la carencia de concentración, la falta de memoria o las patologías seniles.
Protección contra tumores y cáncer
Las células tumorales proliferan a un ritmo bastante más grande que las células sanas en un ámbito abundante en glucosa, consumiendo hasta 200 ocasiones más azúcares. Esto es lo que se conoce como el Efecto Warburg, por el científico Otto Warburg que halló este mecanismo metabólico en células cancerígenas hace bastante más de cien años.
Estar en cetosis limita el desarrollo de las células tumorales, dado que en la mayor parte de las situaciones no tienen la posibilidad de nutrirse de cuerpos cetónicos. Cuando llevamos una dieta alta en grasas saludables y limitamos los hidratos de carbono, nos encontramos limitando la reproducción de las células tumorales.
Hace tiempo que se usan los ayunos y la restricción calórica para achicar la disponibilidad de glucosa para algunas células tumorales, y puede ser un complemento a los tratamientos habituales usados para batallar el cáncer.
En contraste con la glucosa, que puede ser empleada en la síntesis de energía en sepa de oxígeno (es lo que se llama “glucolisis anaerobia”), los cuerpos cetónicos necesitan oxígeno para ser transformados en energía y esto sucede en una sección de la célula llamada mitocondria. Una de las propiedades de las células tumorales es que tienen dañada su funcionalidad mitocondrial, por lo cual la mayor parte de ellas no tienen la posibilidad de usar cuerpos cetónicos pero sí glucosa, que no necesita esta funcionalidad.
Mejora en el metabolismo
Los cuerpos cetónicos no son únicamente una fuente de energía limpia y eficaz para nuestras células, sino que también trabajan como un elemento que inicia procesos anti-inflamatorios y regulan de forma positiva nuestro metabolismo. Este efecto es muy fuerte, y llega a tener un efecto en la activación o no de algunos genes, oséa, tiene un encontronazo epigenético.
Al achicar el estrés oxidativo, usar estos cuerpos como combustible en vez de azúcar es fundamentalmente importante en la optimización del sistema cardiovascular, porque el corazón y el complejo sistema vascular son fundamentalmente sensibles a los efectos oxidativos de las dietas altas en hidratos de carbono.
Los cuerpos cetónicos parecen ser además fundamentalmente beneficiosos para nuestras mitocondrias, esa parte de la célula generadora de energía y tan indispensables para nuestro bienestar. Como vimos, tenemos la posibilidad de utilizar glucosa como combustible sin obligación de oxígeno ni de la participación de las mitocondrias en el desarrollo, por lo cual el consumo continuado de hidratos de carbono puede llegar a, de alguna forma, atrofiar nuestras mitocondrias, reduciendo de esta forma su eficacia e impactando negativamente en nuestro metabolismo.
Mejora emocional y del humor
La adicción a los hidratos de carbono no solo transporta a esa montaña rusa de debilidad física, hambre y falta de concentración, sino que también hace lo mismo con nuestro estado emocional y con nuestro humor. Cuando tu cuerpo no está ajustado a usar grasas y es dependiente de esa sustancia recurrente de glucosa como fuente de energía, requiere comer muy muchas veces y el desarrollo se perpetúa en el tiempo.
Resetear tu metabolismo y re-enseñarle a quemar además cuerpos cetónicos te liberará de esa dependencia de la glucosa y estabilizará tu humor y tu estado de arrojo. En vez de ir por la vida como en una montaña rusa va a ser algo de esta forma como montar en bicicleta por suaves colinas; además va a existir variantes, claro, pero van a ser bastante menos pronunciadas y las caídas no van a ser tan bruscas.
Mejora del desempeño físico
En deportes de resistencia, la aptitud de quemar grasas mientras la intensidad de la carrera incrementa es la piedra angular que distingue a los corredores más veloces de los que no tienen la capacidad de seguirles el ritmo.
En deportes de fuerza y capacidad, no depender de la glucosa disminuye la hinchazón y optimiza la regulación de síntesis de proteínas, lo que te dejará entrenar con más intensidad, achicar el compromiso de lesión y recuperarte con más eficacia.
La teoría común sobre desempeño deportivo dice que cuando nos encontramos realizando un ejercicio de resistencia, entre otras cosas corriendo una carrera de ultradistancia, en relación de algunas cambiantes puede llegar un instante en el que agotemos la glucosa en nuestro sistema y seamos incapaces de continuar. Es algo que sucede súbitamente. Los músculos no argumentan, sentimos una debilidad extrema y somos incapaces de tenernos en pie. Es lo que popularmente se conoce como una ¨pájara¨, un estado agudo de hipoglucemia donde los músculos son verdaderamente incapaces de activarse porque se quedaron sin combustible.
La Teoría del Gobernador Central cuestiona esta aclaración. En esencia viene a decir que es el cerebro el que manda la orden a los músculos de no funcionar y que de todos modos seguimos teniendo bastante energía en las células para seguir. El consumo de energía fué tal que el cerebro cree que, salvo que ocurra algo muy grave como una circunstancia de compromiso escencial, entre otras cosas, la energía que sobra hay que guardarla. Esta teoría del Gobernador Central podría estar en contradicho con la teoría tradicional de que la fatiga es dependiente de la circunstancia de los músculos periféricos. De hecho, se vió que es viable ¨puentear¨ al cerebro en ocasiones en las que supuestamente la hipoglucemia nos tiene en ese estado de inmovilidad, mal muscular y náuseas y no obstante somos capaces de continuar. Piensa que estando en ese estado de hipoglucemia severa tienes que correr un kilómetro más para socorrer a un individuo cercano o que tu vida es dependiente ello… ya que, aunque te parezca sorprendente, lo harías.
La cuestión que todavía hoy se está investigando es hasta qué punto esta ¨pájara¨ hace aparición antes como resultado del uso tan extendido de un combustible tan poco eficaz como los hidratos de carbono en el planeta de los deportes de resistencia de lo que hace aparición en deportistas adaptados a quemar grasa. En los siguientes años se van a publicar estudios en la actualidad en curso que parecen, a priori, apuntar en esta dirección.
Dieta cetogénica y expresión génica
Una ingesta alta de azúcar y hidratos de carbono de baja calidad no solo nos hace ganar peso e aumenta la posibilidad de desarrollar patologías autoinmunes, diabetes y enfermedades cardiovasculares, sino que también daña nuestro ADN.
A lo largo de décadas, se supuso que el ADN era algo inmutable, algo rígido que se transmitía de padres a hijos y que determinaba varios componentes de nuestra vida, desde nuestro color de ojos hasta nuestra personalidad o nuestra aptitud para solucionar inconvenientes aritméticos. No obstante, en los años anteriores, se vió que el tipo de vida que llevamos además perjudica a nuestro ADN.
¿Qué significa esto? Imaginemos que una mujer tiene lo que la prensa y los instrumentos sociales para informar y comunicar denominan ¨el gen del cáncer de mama¨. Un tipo de vida saludable y unos hábitos vitales que potencien su confort no harán que ese gen desaparezca, pero lo que sí tienen la posibilidad de hallar es que no se exprese, oséa, que esté ahí, pero no se ¨active¨.
El azúcar, los hidratos de carbono de prominente índice glucémico, la comida procesada y las grasas de baja calidad benefician la expresión de genes que promueven la patología. Una dieta rica en grasas saludables, verduras, hortalizas y proteínas de excelente calidad tienen la posibilidad de contribuir a silenciar esos genes.
No solo esto. Tendríamos la posibilidad de decir que una dieta baja en hidratos de carbono y comida procesada y rica en grasas saludables activa los genes de la ¨salud¨, de la ¨energía¨ o de ¨quemar grasa¨, mejorando nuestra calidad de vida, nuestra resistencia a las patologías y nuestra longevidad
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